Menorca, s’illa des mar i des vent
Cuando pensamos en Menorca nos viene a la mente un destino veraniego con playas de arena fina, aguas cristalinas y estupendas puestas de sol, pero la realidad es mucho más extensa. Menorca es mucho más.
Gracias a su posicionamiento estratégico en medio del Mediterráneo ha sido ocupada por diversas culturas. Desde árabes y romanos hasta ingleses y franceses son solo un ejemplo de culturas que han sido seducidas por la Isla. Todos estos cambios ocupacionales influyeron mucho en la vida local al transformar las condiciones económicas y hasta cierto punto la mentalidad y costumbres isleñas.
Una de las cosas a destacar de la isla es el Camí de Cavalls, un precioso sendero que permite dar toda la vuelta a la isla por la costa, cruzando cada una de sus escondidas calas, atravesando barrancos y bosques. Recibe este nombre por la continua circulación de soldados británicos que a caballo vigilaban la costa en tiempos de la dominación inglesa de la isla. Hoy este camino se ha recuperado y señalizado para el uso público, en el que es muy común encontrarte a gente montado en bicicleta, a caballo o haciendo senderismo.
Así mismo, gracias al legado monumental que han ido dejando las diferentes culturas que han ido pasando a lo largo de los años, podemos decir que la herencia arquitectónica talayótica es muy amplia. El nombre de cultura talayótica proviene de los talayotes, torres troncocónicas construidas con piedras, utilizadas probablemente como vivienda, puntos de vigilancia y torres de defensa. Entre ellos encontramos la Naveta des Tudons, la Torre d'en Galmés o la Torralba d'en Salord.
Por otro lado, la cocina menorquina tradicional se caracteriza por ser una cocina de raíces campesinas, basada en la dieta mediterránea. Unos ingredientes frescos y de calidad que nos ofrecen la posibilidad de disfrutar de una gastronomía natural y de temporada.
Y como olvidarnos de la repostería típica menorquina, tanto dulces (pastissets, amargos, crespells…) como salados (formatjades, flaons, rubiols, coques… ) que nunca faltan en las mesas de cualquier celebración.
Tampoco debemos olvidarnos de las fiestas patronales de Menorca, ¡no te las puedes perder!. Empiezan en San Juan, en Ciudadela y acaban en Septiembre, con las de Mahón. Es decir, que de Junio a Septiembre todos los pueblos celebran sus fiestas. Todas giran en torno a los caballos y el jaleo es el acto principal. La gente se junta con los brazos extendidos aguantando al animal que se sostiene con sus cuartos traseros, acompañados por la Banda de música. Pero, lo mejor es, sin duda, el gran ambiente que se crea en cada una de las poblaciones durante los días que dura la fiesta. Acompañadas de la pomada, la bebida típica de las fiestas compuesta por limonada y Gin Xoriguer. Si preguntas a un local cuales son las mejores fiestas te dirán que obviamente las de su pueblo, por eso te recomiendo que lo experimentes por ti mismo.
El punto más elevado de Menorca, 358 m del nivel del mar, y centro geográfico de la isla es el Monte Toro, donde se encuentra el Santuario de la Virgen del Toro, donde se guarda la imagen de la Patrona de Menorca. Cuando el cielo está despejado las vistas son inmejorables, ya que tienes una privilegiada visión de prácticamente toda Menorca.
¿Y qué decir de los menorquines? El carácter isleño se caracteriza con un tempo especial, propio. Menorca vive a otro ritmo. Un ritmo lento, plácido y tranquilo, acompasado con el entorno y el paisaje.
En definitiva, Menorca lo tiene todo. Dispone de un entorno privilegiado donde disfrutar la riqueza de los parajes naturales, el patrimonio histórico y cultural, y la gastronomía que favorecen a la gran variedad de alternativas para descubrir Menorca de una forma activa y aventurera.
Fuente: Bontur Barcelona