Seguro que muchos de vosotros os preguntáis qué tiene Rumanía para que tanta gente hable.

Algunos de sus visitantes destacan su naturaleza, omnipresente en casi todos sus paisajes, sobre todo si nos desplazamos al norte del país. Otros hablan de sus preciosos pueblos que esconden leyendas misteriosas. También hay viajeros que los monasterios pintados de Bucovina les han robado el corazón. Y otros que se impresionan con la historia reciente y los contrastes de la capital del país.

Podríamos definir Rumanía como un país que vive un periodo de evolución y en constante cambio. La tardía caída del régimen de Ceaucescu provocó que el país tardara más de la cuenta a abrirse al turismo, y de aquí viene su gran peculiaridad.

Empezamos nuestra ruta por la capital del país, Bucarest, conocida antiguamente con el nombre del Pequeño París. Una arquitectura llena de contrastes con edificios de estilo francés, otros de cemento comunista o de estilos más contemporáneos caracterizan la ciudad. Una vez la nieve del invierno se deshace, las calles adoquinadas del barrio antiguo se llenan de los más jóvenes, los cuales se adueñan de las plazas y terrazas y convierten Bucarest en una ciudad llena de vida. Una visita imprescindible de la ciudad es el actual Parlamento, antiguo Palacio de Ceaucescu. A través de este colosal edificio, hecho únicamente con materiales y artesanías rumanos, podremos conocer la megalomanía de su expresidente comunista.

Después de descubrir Bucarest, nos trasladamos a Sibiu, ciudad con estilo y una gran oferta de exposiciones y vida nocturna que deslumbra con sus laberínticas calles adoquinadas y sus plazas barrocas.

Si seguimos el rastro del Drácula, no podemos dejar de visitar Sighisoara, el encantador pueblo medieval que parece salido de un cuento. En este pueblo nació Vlad Tepes, personaje histórico con quien se inspiró Bram Stoker para escribir su libro más famoso.

Sighisoara

Escondidos entre las vertientes de los famosos Cárpatos, nos encontramos con unas joyas históricas: los monasterios pintados de Bucovina, considerados patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Estos presumen con orgullo de la genuina tradición romana ortodoxa con pinceladas latinas. Hay que hacer una mención especial al monasterio de Voronet y la conocida como la "Capilla Sixtina del Este".

Bucovina

Para conocer más a fondo la región de los Cárpatos, os recomendamos que hagáis una excursión por estos intensos paisajes de bosques y campos. Dos puntos a destacar son las gargantas de Bicaz, un espectacular cañón natural situado en la zona central de los Cárpatos, y por otro lado, el Lago Rojo, denominado así por los óxidos de hierro que desprende la montaña.

Cerca de la capital nos encontramos con Brasov, una mescla armónica de encanto tradicional y estilo de ciudad moderna. No olvides pasear por la Strada Sforii, la calle más estrecha de Europa o conocer la antigua muralla que protegía la ciudad de sus enemigos.

Brasov

Antes de volver a la capital, no podemos dejar de destacar el Castillo de Bran y el de Peles. El castillo de Bran, más conocido como el Castillo de Drácula, se encuentra en la zona de Transilvania y es uno de los más famosos y más muy conservados del mundo. Esta fortaleza medieval construida el siglo XIV por caballeros teutónicos mantiene su estética tétrica gracias a situarse sobre de un cerro y estar rodeado por densos bosques y frecuente niebla.

Peles Castle

El Castillo de Peles, antigua residencia de verano de los reyes, actualmente se usa como museo gracias a su buen estado de conservación. Construido la época del rey Carlos I de Rumanía, fue uno de los monumentos más importantes de Europa del siglo XIX.

No lo dudes, Rumanía es un destino apasionante y pleno de sorpresas.

Fuente: PROMOVIATGES